Posiblemente los delineadores de
ojos sean uno de los cosméticos más antiguos que existen. Empleándose lo que
hoy conocemos como kohl en polvo desde la Edad del Bronce. En un principio este
polvo oscuro, formado por hollín, huesos de diferentes frutos calcinados, galena
o estibina, entre otras formas de prepararlo, se utilizaba más con fines
medicinales, ya que era un producto que, se creía, tenía propiedades
bactericidas y protegía de las afecciones oculares y de la luz del sol. Hoy en
día estos compuestos tradicionales están prácticamente descartados ya que, por
ejemplo, en el antiguo Egipto para elaborar el kohl se empleaba la galena que es
un mineral compuesto por plomo y la estibina que está compuesta por antimonio,
ambos elementos son tóxicos para el organismo; aunque digo prácticamente porque
creo que en Egipto, y de forma casera, todavía se llega a elaborar el kohl a
partir de la galena, pero es algo que no puedo afirmar a ciencia cierta.
Como he introducido antes,
existen diferentes tipos de eyeliners y con cada uno de ellos podremos conseguir
resultados y efectos muy diferentes. En
esta entrada hablaré de los lápices de ojos, los delineadores en gel, los
líquidos y los de formato cake.
Capítulo 1 - Lápices: Quizá sea
el formato más conocido y extendido de perfiladores de ojos y, dentro de los
lápices podríamos hablar, básicamente de dos tipos: los lápices de ojos (eye pencil) propiamente dicho y los
lápices kohl, khol o kajal.
©MAC Cosmetics |
Los lápices kohl son los más
indicados para utilizar en la línea de agua, lagrimal o waterline, como prefiráis llamarlo. Cuentan con una mina más blanda
y cremosa y la variedad de tonos, su duración mayor o menor o su intensidad de
color depende de marcas y de la línea de agua de cada una. Yo suelo utilizar el
Technakohl Liner de MAC, que es un kohl en formato automático de larga duración,
aunque últimamente no me está terminando de gustar tanto porque me da la
sensación de que se me corre y ya no me dura tanto como antes.
©MAC Cosmetics |
Los lápices de ojos los
encontramos en diferentes colores, según las marcas tienen más o menos gama de
tonos y de acabados, pudiendo ser mates, perlados, con purpurina, etc. Es un
producto bastante cremoso que nos permite difuminarlo fácilmente, por lo que,
por ejemplo, podemos crear bases para ahumados, perfilados suaves o incluso
sombrear un párpado; por otro lado, si están lo suficientemente afilados también
nos permite hacer perfilados más dramáticos y líneas relativamente definidas.
Al ser un producto cremoso una de
sus principales desventajas es su durabilidad, aunque depende de lo graso que
tengamos los párpados, pueden producir pliegues, se pueden desvanecer, correr…
por eso yo recomiendo siempre fijar este tipo de producto con polvo, bien con
una sombra, bien con polvos sueltos o compactos. Existen lápices de ojos
waterproof o de larga duración que, si bien es cierto que tiene una duración mayor,
suelen ser algo más complicados de difuminar y suelen tener minas un poco más
duras.
Entre mis favoritos se encuentran
los lápices Medium Pencil de la marca
británica Illamasqua, que son unos lápices multiusos con gran variedad de
colores y una muy buena cremosidad, pigmentación y durabilidad y a los que
dedicaré una entrada próximamente.